¿Sientes que tu mente no se detiene ni un segundo? ¿Qué tu cuerpo está tenso, el pecho apretado o te cuesta concentrarte? Quizá lo que estás viviendo tenga nombre: ansiedad.

A muchas personas les pasa sin darse cuenta. Se acostumbran a vivir con esa sensación de inquietud constante, de “no llegar”, de estar siempre alertas, y creen que es simplemente estrés o cansancio. Pero cuando esa sensación se vuelve parte de tu día a día, puede ser una señal de que algo necesita atención.
¿Qué es exactamente la ansiedad?
La ansiedad, en realidad, es una emoción normal y necesaria. Nos ayuda a mantenernos alerta ante una amenaza o un reto importante. Es la respuesta de nuestro cuerpo para protegernos y prepararnos para actuar.
El problema aparece cuando esa “alarma interna” se mantiene encendida sin motivo claro. Cuando tu cuerpo reacciona como si hubiera un peligro… aunque estés en un entorno seguro. En ese punto, la ansiedad deja de ser una aliada y empieza a convertirse en una carga emocional que puede afectar tu bienestar físico y mental.
Señales que pueden indicar ansiedad
Cada persona la vive de manera distinta, pero hay señales que suelen repetirse:
- Pensamientos acelerados, como si tu mente no encontrara el botón de pausa.
- Sensación de amenaza constante, aunque no haya un motivo real.
- Palpitaciones, presión en el pecho o problemas digestivos.
- Tensión muscular, cansancio, sudoración o dificultad para respirar.
- Irritabilidad, miedo irracional o sensación de pérdida de control.
- Insomnio o dificultad para relajarte, incluso cuando estás agotada.
Reconocer estas señales no es para alarmarte, sino para darte cuenta de que tu cuerpo y tu mente te están pidiendo un respiro.
¿Por qué aparece la ansiedad?
Las causas pueden ser muchas y, a menudo, se combinan entre sí:
- Estrés acumulado: vivir mucho tiempo bajo presión sin espacios de descanso.
- Cambios importantes: mudanzas, rupturas, nuevas responsabilidades, duelos…etc.
- Alta autoexigencia: cuando sientes que siempre tienes que rendir o “poder con todo”.
- Emociones no expresadas o traumas no resueltos.
- Factores biológicos o hereditarios.
La ansiedad no aparece porque “algo esté mal contigo”. Es la forma que tiene tu cuerpo de decirte que necesitas parar, soltar o mirar hacia dentro.
Qué puedes hacer para empezar a sentirte mejor
Nadie puede eliminar la ansiedad por completo —porque forma parte de nosotros—, pero sí puedes aprender a gestionarla para que deje de dominarte. Algunos pequeños pasos pueden marcar una gran diferencia:
💨 Respira conscientemente: dedica unos minutos al día a inhalar y exhalar de forma lenta y profunda. Es una forma simple y poderosa de calmar el sistema nervioso.
📝 Escribe lo que sientes: poner tus pensamientos en papel ayuda a liberar la mente y a tomar perspectiva.
🚶♀️ Muévete: caminar, practicar yoga o simplemente estirarte unos minutos reduce la tensión acumulada en el cuerpo.
🧘♀️ Aprende a poner límites: no tienes que decir “sí” a todo. Aprender a priorizarte es una forma de autocuidado.
💬 Habla de lo que te pasa: compartir tus emociones con alguien de confianza —o con un profesional— puede aliviar el peso que llevas dentro.
🕯️ Cuida tus rutinas: dormir bien, comer equilibradamente y reducir el consumo de cafeína o pantallas por la noche también puede marcar la diferencia.
No estás sola…
Identificar que lo que sientes puede ser ansiedad es el primer paso para sanarte. Y es importante recordarte que pedir ayuda no es una debilidad, sino una muestra de valentía.
En Nagore García Psicología puedo acompañarte a entender lo que te ocurre, descubrir el origen de tu ansiedad y ofrecerte herramientas personalizadas para que vuelvas a sentirte en calma contigo misma. 🌼
Sentirte así no significa que haya algo mal en ti. Significa que tu cuerpo y tu mente te están pidiendo atención, y eso es algo que merece cuidado.