Hay momentos en los que notas un nudo en la garganta.
Algo te ha molestado, te ha dolido o te ha removido… pero las palabras no salen.
Y al final, haces lo mismo de siempre: te lo guardas.
A veces ni siquiera sabes exactamente por qué. Solo sientes que algo dentro te pide hablar, pero otra parte de ti te frena.

No es falta de personalidad.
No es debilidad.
Es un mecanismo aprendido que, durante mucho tiempo, te sirvió para protegerte.
🔍 ¿Por qué cuesta tanto expresar lo que sentimos?
La mayoría no aprendemos a hablar de emociones de forma abierta. De hecho, muchos hemos recibido mensajes que empujan justo en la dirección contraria:
- “Mejor no digas nada, no merece la pena.”
- “No armes lío.”
- “No seas tan sensible.”
Con el tiempo, estos mensajes se convierten en reglas internas: No incomodes. No molestes. No exageres. No te expongas.
Así vas creando una forma de estar en el mundo en la que el silencio parece más seguro que decir lo que realmente pasa por dentro. Y aun así…ese silencio pesa.
📌 Las señales de que estás diciendo menos de lo que necesitas
Quizá te reconozcas en algunas de estas situaciones:
- Aceptas planes que no te apetecen por miedo a decepcionar.
- Te descubres ensayando mentalmente lo que te gustaría haber dicho.
- Evitas conflictos hasta el punto de apagar tus necesidades.
- Te quedas en blanco cuando intentas expresar algo importante.
- Notas ansiedad o irritación después de conversaciones en las que no hablaste claro.
No es casualidad.
No comunicar también tiene un precio interno: frustración, desgaste emocional, culpa, sensación de no estar siendo tú.
🤝 Expresar no es atacar
Muchas personas evitan hablar por miedo a “hacer daño” o parecer duras.
Pero comunicar desde la honestidad no significa ser brusco. Tampoco significa imponer tu punto de vista.
La clave no está en el tono ni en la perfección. La clave está en la intención.
Puedes decir:
“Esto me hace daño” sin acusar.
Puedes decir:
“Necesito algo distinto” sin exigir.
Puedes decir:
“No estoy de acuerdo” sin romper el vínculo.
Hablar claro no es un acto de egoísmo. Es un acto de autorrespeto.
💛 Cómo empezar a expresarte sin sentir que estás haciendo algo mal
Aquí tienes una guía sencilla para dar los primeros pasos:
1. Date permiso para sentir lo que sientes
Antes de pensar en cómo decirlo, pregúntate:
¿Qué emoción estoy experimentando realmente?
A veces el bloqueo no está en las palabras, sino en negar o minimizar lo que sentimos.
2. No busques la frase perfecta
No necesitas un discurso completo. A veces basta con:
“Me está pasando algo y quiero explicártelo.”
Lo importante es abrir la puerta, no tenerlo todo resuelto.
3. Elige un momento en el que puedas estar presente
No siempre es buena idea hablar en caliente.
A veces ayuda esperar a que la emoción se asiente para poder comunicar desde la claridad.
4. Habla desde tu experiencia, no desde el juicio
Usa mensajes que empiecen por “yo”:
- “Yo me he sentido así…”
- “Para mí esto ha sido difícil…”
Eso reduce tensiones y facilita que la otra persona escuche sin ponerse a la defensiva.
5. Recuerda: no tienes que convencer a nadie
Expresar lo que te pasa no es una negociación.
No estás buscando permiso ni justificación.
Solo estás compartiendo tu mundo emocional.
🌫️ Callarte no te protege: te desconecta
Puede que hayas aprendido a callar para evitar conflictos o para sentirte seguro/a. Pero a largo plazo, guardarte todo te aleja de los demás… y de ti.
Hablar desde la sinceridad no solo mejora las relaciones: te devuelve espacio interno, calma y coherencia.
No tienes que hacerlo perfecto. Solo tienes que empezar.
¿Quieres trabajar esto en terapia?
En Nagore García Psicología acompaño procesos de autoconocimiento, autoestima y comunicación emocional, tanto de forma presencial como online.
Si sientes que te cuesta expresar lo que te pasa, que te priorizas poco o que acabas guardándote más de lo que te hace bien, puedo ayudarte a empezar a cambiarlo desde un lugar seguro y respetuoso contigo.
¿Empezamos juntas? 👉 Reserva aquí tu primera sesión.