¿Alguna vez has sentido que tomar una decisión —por pequeña que sea— se convierte en una montaña?
Tal vez le das vueltas una y otra vez, analizas todos los escenarios posibles y, aun así, no logras moverte. No es simple indecisión. Detrás, muchas veces, se esconde un miedo más profundo: el miedo a equivocarse.

Este miedo puede ser tan poderoso que acaba robándonos la espontaneidad. Nos hace dudar incluso de nuestras propias intuiciones. Y cuanto más intentamos no fallar, más atrapados nos sentimos en una tensión constante entre avanzar o quedarnos quietos.

🌱 De dónde nace este miedo

El temor al error rara vez surge de la nada.
Suele tener raíces en experiencias tempranas, en entornos donde el fallo no era visto como una oportunidad, sino como una falta o incluso una amenaza.

Quizás crecimos escuchando frases como:

“Tienes que hacerlo bien.”
“Si te equivocas, quedas mal.”

Con el tiempo, ese mensaje se interioriza y se vuelve una creencia silenciosa: “si me equivoco, decepcionaré a los demás… o a mí mismo.”

Así se forma una relación rígida con el error. Y lo que en principio era solo una experiencia natural —equivocarse— se convierte en algo que parece poner en juego nuestro valor personal.

⚖️ Cómo se manifiesta en la vida adulta

Vivir con miedo a equivocarse puede tener consecuencias sutiles, pero profundas:

  • Bloqueo constante: cada elección parece una trampa.
  • Procrastinación: postergar decisiones para no enfrentarse a la posibilidad de fallar.
  • Autoexigencia extrema: querer prever cada detalle para evitar cualquier margen de error.
  • Comparación constante: sentir que los demás deciden con más facilidad y éxito.
  • Sensación de desconexión: perder contacto con lo que uno realmente desea, porque el miedo manda más que la motivación.

A largo plazo, esta forma de vivir genera agotamiento y, a menudo, una sensación de estar estancado en la propia vida.

💬 Equivocarse no es fracasar

Uno de los pasos más importantes para liberarse de este patrón es redefinir lo que significa fallar.
El error no es la evidencia de una falta de valor, sino una señal de movimiento. Solo quien se permite actuar puede equivocarse, y solo quien se equivoca puede aprender.

En terapia, a menudo trabajamos en separar la acción del juicio personal: que una decisión no haya salido como esperábamos no quiere decir que seamos menos válidos o capaces.
El error, mirado de frente, puede ser un maestro honesto: muestra límites, enseña flexibilidad y nos devuelve humanidad.

🌻 Cómo empezar a soltar el miedo

  1. Permítete la posibilidad de no acertar. No hay crecimiento sin margen de error.
  2. Observa tu diálogo interno. ¿Te hablas desde la exigencia o desde la comprensión?
  3. Cambia el verbo “ser” por “estar”. No “soy un desastre”, sino “me equivoqué esta vez”.
  4. Reconoce tus pequeños actos de valentía. Decidir, aunque haya incertidumbre, ya es un acto de coraje.
  5. Busca apoyo si te sientes bloqueado. A veces el miedo a fallar está tan arraigado que necesita ser trabajado con acompañamiento profesional.

En Nagore García Psicología te acompaño a reconciliarte con el error, a recuperar la libertad de elegir sin miedo, y a descubrir que no necesitas hacerlo perfecto para que esté bien.

Equivocarte no significa fracasar. Significa que estás viviendo, aprendiendo y atreviéndote.

¿Damos el primer paso junt@s? 👉 Reserva aquí tu primera sesión.

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Puedes revisar en los siguientes enlaces la Política de Privacidad y Política de Cookies