Hay Navidades que no brillan. No porque falten luces, sino porque faltan fuerzas.
Diciembre llega cargado de mensajes que nos dicen cómo deberían ser estas fechas: reuniones felices, mesas llenas, regalos, ilusión, gratitud. Como si hubiera una única manera correcta de vivir la Navidad. Como si sentir otra cosa fuera un fallo personal.
Pero la realidad —la que no suele salir en los anuncios— es mucho más amplia.

Para muchas personas, la Navidad no es sinónimo de alegría. Es recuerdo, ausencia, presión, cansancio, conflicto o simplemente desconexión. Y todo eso también es válido.
A continuación, algunas situaciones frecuentes que pueden darse en estas fechas y pequeñas ideas para atravesarlas sin exigirte más de la cuenta.
🪑 La silla que queda vacía
A veces la Navidad tiene una ausencia muy concreta: alguien que ya no está. Una silla que nadie ocupa, pero que todos notan.
Puede doler porque las fechas intensifican el recuerdo y la comparación con otros años.
Pequeños tips:
- Date permiso para sentir tristeza sin intentar compensarla con alegría forzada.
- Decide si quieres nombrar esa ausencia o no: ambas opciones son válidas.
- Puedes crear un pequeño gesto simbólico (una vela, una canción, una mención) o no hacer nada en absoluto. No hay una forma correcta de recordar.
🎄 Tradiciones que ya no se mantienen
Lo que antes se hacía, este año no. Personas que no vienen, rituales que se rompen, costumbres que ya no encajan.
Puede remover porque nos enfrenta al cambio y a la pérdida de lo conocido.
Pequeños tips:
- Permítete estar incómoda/o con el cambio: no tienes que adaptarte rápido.
- Pregúntate qué tradiciones quieres conservar y cuáles ya no te representan.
- Crear algo nuevo, por pequeño que sea, también es una forma de cuidarte.
🔗 Vínculos que ya no se sienten igual
Relaciones que antes sostenían y ahora pesan. Conversaciones forzadas. Distancia emocional aunque haya cercanía física.
Puede doler aceptar que algunos vínculos han cambiado.
Pequeños tips:
- Ajusta expectativas: no todas las reuniones tienen que ser profundas ni reparadoras.
- Pon límites al tiempo y a la implicación emocional que puedes ofrecer.
- Recuerda que notar distancia no te convierte en una mala persona, sino en alguien consciente.
❓ Las preguntas incómodas
«¿Y la pareja?», «¿para cuándo hijos?», «¿sigues en ese trabajo?». Preguntas que parecen inocentes, pero duelen.
Pueden generar tensión, vergüenza o enfado.
Pequeños tips:
- Ten preparadas respuestas breves que no abran debate.
- Puedes cambiar de tema sin justificarte.
- Si lo necesitas, expresar que una pregunta te incomoda también es poner un límite sano.
🙂 La felicidad obligatoria
La sensación de que deberías estar bien, agradecer, disfrutar. Aunque por dentro no sea así.
Puede generar culpa y desconexión contigo misma/o.
Pequeños tips:
- Recuerda que ninguna emoción es obligatoria.
- No tienes que demostrar nada a nadie.
- Estar neutral, cansada/o o triste también es una forma válida de estar.
💸 La presión de gastar
Regalos, cenas, compromisos sociales. A veces el consumo pesa más que la celebración.
Puede generar estrés económico y emocional.
Pequeños tips:
- Revisa qué gastos son realmente tuyos y cuáles responden a expectativas ajenas.
- Un límite económico claro también es autocuidado.
- El valor de un gesto no se mide en dinero.
🔄 El deseo delegado por la obligación
Hacer planes por compromiso, no por ganas. Decir que sí cuando el cuerpo pide descanso.
Puede agotar profundamente.
Pequeños tips:
- Pregúntate: ¿qué necesito yo estas Navidades?
- No tienes que acudir a todo ni estar disponible siempre.
- Elegir no hacer algo también es una decisión válida.
🕯️ Cuando no hay con quién celebrar
La Navidad en soledad, elegida o impuesta. Y el silencio cuando todo alrededor celebra.
Puede doler, pero no te define.
Pequeños tips:
- Diferencia estar sola/o de sentirte sola/o.
- Planea algo que te resulte mínimamente amable para ti.
- Recuerda: no celebrar también es una forma de transitar estas fechas.
Recuerda…
No todas las Navidades son felices. No todas son familiares. No todas son compartidas.
Y eso no significa que estés fallando.
Quizá este año no se trata de disfrutar la Navidad, sino de respetarte en ella. De atravesarla con la mayor honestidad posible. De cuidarte un poco más y exigirte un poco menos.
Si este texto resuena contigo, recuerda: no estás sola/o en cómo te sientes. Y no tienes que vivir estas fechas como te dicen que deberías hacerlo.